Don Manuel Gustín y la “Alegría de leer”: ¿Un hurto literario?
Escrito por Pablo Emilio Obando Acosta
Miércoles, 06 Agosto 2014
En: pagina10.com
El educador nariñense MANUEL GUSTIN ORDOÑEZ “fue el creador del más novedoso y original método de lectura conocido hasta entonces y quizás hasta ahora…”. Como lo relata el historiador Vicente Pérez Silva, son innumerables los conceptos sobre la obra del maestro Gustín Ordóñez que dan testimonio de la real autoría del libro “ALEGRIA DE LEER”, usurpado, según sus investigaciones, por un funcionario de tercera categoría del Valle Evangelista Quintana R. Este texto escolar se constituyó en el primer “Best Seller” de la literatura colombiana y en él aprendieron a leer y escribir generaciones enteras de colombianos.
Entre estos testimonios, citados por Pérez Silva, destacamos el de Tomás Maya, publicado en junio de 1927: “Conceptúo que el maestro Gustín Ordóñez es el primero que realiza el verdadero sistema de lectura por palabras normales, lo que da por resultado necesario la lectura ideológica, única sensata…”, más adelante expresa que “Ordóñez forma en el cerebro del niño primero las imágenes (ejercicios de dibujo), enseña los objetos (ejercicios de percepción), con hábiles lecciones objetivas (caudal de ideas), y ofrece en seguida los signos integrales, con los que hace la cámara interior la reconstrucción de las ideas para formar el juicio…”.
Escrito por Pablo Emilio Obando Acosta
Miércoles, 06 Agosto 2014
En: pagina10.com
El educador nariñense MANUEL GUSTIN ORDOÑEZ “fue el creador del más novedoso y original método de lectura conocido hasta entonces y quizás hasta ahora…”. Como lo relata el historiador Vicente Pérez Silva, son innumerables los conceptos sobre la obra del maestro Gustín Ordóñez que dan testimonio de la real autoría del libro “ALEGRIA DE LEER”, usurpado, según sus investigaciones, por un funcionario de tercera categoría del Valle Evangelista Quintana R. Este texto escolar se constituyó en el primer “Best Seller” de la literatura colombiana y en él aprendieron a leer y escribir generaciones enteras de colombianos.
Entre estos testimonios, citados por Pérez Silva, destacamos el de Tomás Maya, publicado en junio de 1927: “Conceptúo que el maestro Gustín Ordóñez es el primero que realiza el verdadero sistema de lectura por palabras normales, lo que da por resultado necesario la lectura ideológica, única sensata…”, más adelante expresa que “Ordóñez forma en el cerebro del niño primero las imágenes (ejercicios de dibujo), enseña los objetos (ejercicios de percepción), con hábiles lecciones objetivas (caudal de ideas), y ofrece en seguida los signos integrales, con los que hace la cámara interior la reconstrucción de las ideas para formar el juicio…”.
El método desarrollado por el maestro Gustín Ordóñez estaba a la altura de los grandes desarrollos pedagógicos de la época que revolucionaron la educación en el mundo entero al punto que “Concuerda ella con los preceptos de los grandes genios de la instrucción primaria: con Pestalozzi, que sólo enseña a aprender; con María Montessori, que enseña jugando con el niño; con Decroly, que concentra en una las nociones fácilmente convergentes”.
Igualmente recuerda el historiador Pérez Silva que “En septiembre de 1925 el profesor Decroly, que por entonces visitaba a Bogotá, consignó en el diploma del maestro Ordóñez, de su puño y letra, el siguiente testimonio, que traducido del francés dice así: “Yo admiro el método inteligente empleado por el Sr. Manuel Agustín para enseñar la lectura. El procedimiento puede perfectamente asociarse al sistema ideovisual o global que yo preconizo…”.
El maestro Manuel Gustín Ordóñez intenta infructuosamente publicar su obra y ante los continuos fracasos se ve obligado a vivir de la docencia en viajes permanentes aplicando su sistema y obteniendo resonantes éxitos por todo el país.
En uno de sus viajes, el maestro Gustín Ordóñez se encuentra con el señor Evangelista Quintana, quien al ver que el maestro Gustín Ordóñez llevaba entre sus manos sus famosos manuscritos le solicita que se los indique y se marcha con la promesa de utilizar sus influencias y hacerlos publicar para mérito de Nariño y de su autor.
-“¿Qué lleva en sus manos?”. -Estos cuadernos le contesté. -“Haber muéstremelos”. Se me hizo caso muy duro darle una respuesta negativa y se los pasé. “…Este señor Quintana los ojeó y estudió detenida y ávidamente por largas horas…”. -“Yo le voy a ayudar a Ud., aprovechando mi amistad con el director de Educación y con mis demás amigos, para que Ud. pueda mejor cumplir con su deseo de publicar sus obras que considero muy importantes”.
En el año de 1931 un amigo del maestro Ordóñez le informa que ha visto unos libros “de lectura, que son la misma cosa que los suyos”. El maestro Gustín Ordóñez muy resignadamente se lamenta: “Día llegará en que haya de venir el Impartidor de los dones perfectos, el Justo, para impartir su justicia…”.
Por Mireya Cisneros Estupiñan. 13 de Septiembre
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